“Nuevas reglas del juego”

Es difícil escribir algo sin que de alguna manera se tome a mal, más aún si tiene que ver con el tema de inmigración, diferencias culturales, globalización, educación o política debido a que existen y existirán diferentes punto de vista y cada uno de ellos creerá tener la razón.

Lo que les comentare es simplemente mi experiencia, sobre la cual les puedo asegurar es verdad – al menos para mí – , las personas que venimos a un nuevo país debemos integrarnos de muchas maneras, lo primero que debemos hacer es tramitar nuestros permisos de residencia y/o  trabajo, seguridad social y educación dependiendo sea el caso, también para los que no hablan el idioma es necesario aprenderlo si desean comunicarse adecuadamente, debemos de asumir las nuevas costumbres y formas de vida.

Los valores que encontraremos serán de diferente intensidad, con la cual muchas veces entraremos en algún tipo de conflicto y/o aceptación de los mismos. Aprenderemos nuevamente las reglas de una sociedad distinta y de las cuales dependerá nuestra rápida integración.

En realidad para una persona adulta dependiendo del país al cual emigre y/o la forma en que haya sido educado, al principio es un poco chocante, en mi caso y hasta el día de hoy me cuesta reconocer y asimilar como un comportamiento adecuado algunas costumbres de la sociedad en que vivo e imagino que ellos pensaran lo mismo de las personas que llegan al país. Recuerdo mucho las palabras de mi madre: “Debemos de respetar, para ser respetados” y “Trata al otro como te gustaría que te tratasen”, yo que siempre fui la “oveja negra” de la familia, pero no lo digo por hacer cosas negativas sino por pensar de una manera distinta que los demás, siempre fui una persona independiente, me gusta alcanzar mis metas por meritos propios, me considero una persona de “mente muy abierta” y de un pensamiento liberal, pero al llegar a Europa y concretamente a España debo de reconocer que muchas cosas me produjeron un “shock” lo cual al principio no comprendía pero que en la actualidad considero lo “más normal del mundo”, debido a que no hemos nacido en esta tierra y por ende debemos de “aprender a jugar con nuevas reglas”.

Puedo decir con mucha certeza que existe mucha gente amable y solidaria en este país, pero a estas alturas esto no es nada nuevo debido a que en todo el mundo también la hay, no solamente están los “buenos” sino también encontraremos mucha gente “mala”, de la cual generalmente trato de comprenderlos y esperar a que algún día puedan entender de lo maravilloso que es estar vivo, agradecer lo mas primordial en esta vida que es tener salud – siempre lo dice mi madre – , debemos de ser agradecidos y considerarnos afortunados de gozar de buena salud en esta vida, de que podamos disfrutar y realizar muchas cosas que millones de personas enfermas y/o con limitaciones quisieran hacer, si todas las personas entendieran ó al menos por algún momento se pusieran en la situación de las demás, quizás seamos más tolerantes y tal vez podamos cambiar el mundo en que vivimos y el cual heredaran nuestros hijos.

Globalización Empresarial = Precariedad Laboral

Algunas empresas de ADSL en España como ONO y Telefónica están llevando los Call Center a países de América Latina, las operadoras está despidiendo a sus trabajadores de telemarketing y cerrando las plataformas de atención al cliente para ubicarlas en Chile y Perú respectivamente, donde los sueldos no sobrepasan los 200 euros mensuales.

Desde hace un par de años y más aún con la crisis económica actual, las grandes empresas de Europa están haciendo cálculos para poder obtener suculentos beneficios desplazando los negocios hacia otros países, esto es propio de la globalización económica y se enmarca en el total abandono del deber de responsabilidad social de las mismas en consonancia con la política económica de una empresa que se está caracterizando por recortar gastos en personal, reprimir cualquier actividad sindical reivindicativa y empeorar las condiciones de vida de miles de trabajadores: despedidos y nuevos contratados en condiciones cada vez más precarias.

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El precio de la inmigración…

El inmigrante al salir de su país de origen muchas veces no sabe, la mayoría de las veces, que emprende un viaje sin retorno puesto que, y a pesar de los avances y el vértigo de la evolución social de un país no se pone a la altura del país receptor en varias generaciones.

 La variable de la inmersión lingüística, cultural, religiosa, familiar y social, con toda la cruda realidad de quien no sólo siente el desarraigo sino la correspondiente necesidad de aprendizaje ultrarrápido de usos y costumbres que invaden por la fuerza esferas de su intimidad y niveles de conciencia muy profundos. Las alternativas extremas son que si hay un replegamiento más o menos personal ó grupal mal, pues nos puede llevar a vivir un estado de marginalidad permanente y si se da total integración suele ser a costa de una «anomia» o ausencia de valores permanentes.

Somos una sociedad marcada por las tendencias al pragmatismo, al relativismo moral, al hedonismo, al consumismo.

Más allá de lo económico, la simple presencia del inmigrante por su humanidad – raíces familiares, culturales y religiosas, su trabajo, su juventud, su vida – ha sido y es enriquecedora. Sí por su humanidad. Pero lo han silenciado a lo largo de todo este tiempo, lo han hecho invisible, y cuando la recesión económica y el paro han empezado a afectar al conjunto de las clases populares, alcanzando también a los propios inmigrantes, y no en menor medida, hemos dejado de ser invisible para convertirnos en unos parásitos. Nos han revestido de esa invisibilidad con la que se reviste a personas y colectivos enteros llegando a considerarnos población sobrante que no interesa a nadie y para nada. Como no tenemos redes familiares, si caen en paro es mejor que se vayan, porque lo pasaran muy mal, se dicen entre ellos mismos.

Una especial palabra merece el nuevo drama que plantea a los migrantes la crisis económica mundial, forzándoles a regresar despedidos antes de tiempo. Las naciones poderosas deben un justo trato a estos trabajadores, que con gran sacrificio han contribuido al desarrollo común. Han sido especialmente útiles, más allá de lo que pueda pagarse con un simple salario. Ellos que son los más débiles, merecen una atención particular que evite cerrar un capítulo de su vida con un fracaso. (Juan Pablo II – dirigiéndose a la España emigrante en 1982 – Homilía en el Santuario de Guadalupe – )

Nos han contemplado desde una racionalidad meramente económica y, por tanto, como un simple «recurso humano» para su beneficio, minusvalorando incluso el tiempo que hayamos pasado entre ellos, nuestra contribución innegable a su bienestar y no apreciando suficientemente nuestras raíces familiares, culturales y religiosas. Con lo cual se les olvida que también somos personas con una vocación y un proyecto de vida  que tenemos el derecho – y el deber – de desarrollar.

Juicio a la inmigración – Sentencia : Culpable

Existe la preocupación por algunos discursos que se van consolidando en Europa. Sobre todo porque se produce en época de crisis en el que pueden germinar las flores del mal.

Algunos de estos discursos tienen un tono demasiado xenófobo para que pueda ser ignorado; en otros, sin llegar a este extremo, subyace una condición meramente utilitarista de la inmigración; otros ponen, injustificadamente sobre el hombro de los inmigrantes la responsabilidad de las insuficiencias del Estado. Estos discursos «responsables» por algunos políticos no sólo no ayudan nada a la comprensión por parte de la sociedad de un fenómeno complejo como es la inmigración sino que dificultan la puesta en marcha de políticas coherentes que favorezcan la eficacia y la integración.

 

A los largo de estos años el trabajador inmigrante, ha contribuido al crecimiento de la economía española, al garantizar el funcionamiento y desarrollo del sistema productivo, y consecuentemente, ha contribuido al bienestar de todos, al aceptar trabajar desde los nichos laborales, que por su precariedad, informalidad y naturaleza de la prestación no son apetecibles para los trabajadores españoles.

En este país son muchos los empleadores, a los trabajadores inmigrantes nos tienen muy cerca, nos han confiado lo que más quieren: sus hijos, sus mayores, sus hogares, hemos atendido sus servicios de todo tipo haciendo más agradable su vida y hemos posibilitado su trabajo, su sanidad , el comercio, la restauración y el funcionamiento de las escuelas y universidades y su ocio; hemos salvado sus cosechas y devuelto la vitalidad a muchos de sus pueblos.

No obstante, se ha dicho: los inmigrantes son pan para hoy y hambre para mañana, si se quedan peligran nuestras pensiones. Y también : los inmigrantes producen riqueza, pero porque no saben restar; producimos más gasto que ellos en todo tipo de servicios, porque tenemos familias más numerosas. Y ellos se lo han creído. Les han dicho también: que han de cambiar el signo de las migraciones, reemplazando la inmigración vieja y desgastada por jóvenes. Más aún: un inmigrante en paro es un absurdo, nos llaman para trabajar pero cuando estamos en paro nos echan. Y ellos le han hecho caso.

Desatendiendo la verdadera naturaleza del fenómeno migratorio, nos lo han querido justificar así:

  • Después de unos años aquí, hay que incentivar el retorno de los inmigrantes para que no se desarraiguen y, con lo que han aprendido que desarrollen su país; les conseguiremos mini créditos.
  • Los inmigrantes en paro se pueden ir, les capitalizaremos el subsidio de paro y que se lleven también a su familia, para superar las dificultades que tenemos.
  • Hay que revisar la normativa de reagrupación familiar, es muy generosa.

 

Y sin cuestionarse simplemente han asentido por tanto la sentencia es : culpable

Historia de la inmigración en España

La inmigración en España consta de 3 etapas

Primera Etapa hasta 1985:

La mayoría de los inmigrantes en España eran Europeos (65%), Latinoamericanos (18%), de América del Norte (7%), menos del 10% provenían de África o Asia. Más de 180, 000,00 de los 200,000.00 extranjeros provenían de la cultura europea ó de su misma cultura e idioma en Latinoamérica. Muchos de ellos provenían de países más desarrollados y llegaban en muchos casos por razones políticas huyendo de las dictaduras latinoamericanas.

 

Segunda Etapa 1986-1999:

España paso a mediados de los 80´s de ser un país de emigración a tener un saldo positivo en el flujo migratorio.

Pero algo cambia en España a mediados de los 80´s que comienza a transformar la inmigración en un «hecho social» y que hace aparecer una «nueva inmigración»:

  • nueva por sus zonas de origen y el nivel de desarrollo de estas zonas (África, Marruecos, el este de Europa y los países asiáticos).
  • nueva por sus culturas y sus religiones no cristianas (El Islam).
  • nueva por sus rasgos fenotípicos (árabes, negros y asiáticos)
  • nueva por las motivaciones económicas y por el efecto llamada del mercado de trabajo español (marroquíes y latinoamericanos).
  • nueva por ser inicialmente individual (varones ó mujeres).

 

Esta «nueva inmigración», que se añade a los extranjeros de la primera etapa producirá efectos importantes en la estructura social y en las actitudes de los españoles que van a descubrir el «nuevo fenómeno». En esta etapa comienza un proceso importante de reagrupación familiar, la aparición de  cierta inmigración infantil y de una incipiente segunda generación.

Según Masey Arango y otros ( 1988),  «La migración internacional tiene su origen en procesos de desarrollo económico y de transformación política en el contexto de una economía de mercado en proceso de globalización (teoría del sistema mundial)»  y que «en las naciones centrales, el desarrollo postindustrial lleva a una bifurcación del mercado de trabajo, creando un sector secundario de empleos mal pagados, en condiciones inestables y con escasas oportunidades de progreso (teoría del mercado dual del trabajo). Esta bifurcación es particularmente aguda en las ciudades globales, donde la concentración empresarial, administrativa y técnica conduce a una fuerte demanda auxiliar de servicios con salarios bajos.

Puesto que los nativos rehúyen los empleos del sector secundario, los empleadores se valen de trabajadores inmigrantes y a veces, mediante la captación, desencadenan directamente los flujos migratorios.

A esto le sumamos la tardía llegada al mercado laboral de los hijos nacidos en la década de los 90 y la baja tasa de natalidad sufrida en décadas anteriores, a raíz de esto España comienza a aparecer en el mapa migratorio mundial (especialmente de América Latina, Marruecos y algunos países de Europa del Este) como un posible país de destino.

 

Tercera Etapa década del 2000:

Hablamos de una nueva etapa no porque la evolución de las cifras de los extranjeros haya sufrido una notable aceleración desde los años noventa, sino porque en torno a esta década se produce la «institucionalización» de la inmigración en España como «un hecho social» ó como un «problema social».

En esta etapa se pueden distinguir 3 factores:

  • Trasformaciones que afectan a la vida cotidiana de los individuos como consecuencias de las transformaciones del entorno.
  • Los procesos de «evocación», «imposición» y «legitimación», estos procesos terminaran con la «institucionalización» de la inmigración como un «hecho ó problema social».
  • La consolidación de las redes migratorias que comienza a producir un incremento y diversificación del flujo migratorio y de su distribución sectorial y geográfica y un cambio en las características de los inmigrantes a través de la reagrupación familiar y de la aparición de la segunda generación.

 

A partir de esto aparecen las cuestiones ligadas a la ciudadanía, junto a estos aparecen procesos relevantes de conflictos y luchas reivindicativas por la mejora de las condiciones de trabajo y de vida y por sobre todo por la obtención de «papeles » para el reconocimiento de una situación legal que les «habilite» derechos ciudadanos.